Hoy día existe en el mercado una amplísima oferta de actividades físicas y deportes para el cuidado y mantenimiento del cuerpo y la salud. Año tras año van surgiendo muchas disciplinas nuevas o variantes de las ya existentes tipo híbridos como el Yogalates, Waterspinning, Pilates Aeróbico, Nordik walk, Adancing y otras…. A la hora de elegir que disciplina queremos practicar, evidentemente lo primero será cuales son nuestras prioridades. Si entre nuestras prioridades están la de practicar una actividad física sin impacto, que ayude a mejorar la movilidad de nuestra columna vertebral y resto de articulaciones, que mejore nuestra elasticidad, la calidad de la respiración y la postura corporal entre otros muchos aspectos, sin duda alguna, Pilates con Máquinas y siempre impartido por un buen profesional podría ser la disciplina perfecta que buscamos.
Hasta hace relativamente poco tiempo, unos veinte años atrás lo cual no es nada, los médicos recomendaban casi de forma exclusiva a sus pacientes la Natación, como receta para el cuidado de su espalda y los más vanguardistas recomendaban Yoga.
Como resultado a muchos pacientes no solo no les mejoraba su patología de espalda con la Natación, sino que además les producía a veces el efecto contrario, bien porque fortalecer la espalda a veces es justo lo inverso de lo que se necesita, o bien porque la Natación sin una técnica adecuada puede producir los efectos contrarios a los deseados.
Con el Yoga, para mi personalmente ocurre otro caso distinto.
La actividad del Yoga y reitero que hablo desde mi experiencia y conocimiento personal, es riquísima en estiramientos como ninguna otra lo es, incluido Pilates en suelo y también con máquinas. También posee unas enormes cualidades en cuanto a trabajo de la respiración, con todo lo que esto conlleva a nivel de salud y mejora de todos los sistemas de nuestro cuerpo, circulatorio, linfático, nervioso….
¿Dónde está el problema entonces con el Yoga…? La respuesta es muy simple; no hay ningún problema.
El problema si es que lo hay somos nosotros mismos. Me explico…
Llevamos un ritmo de vida tan acelerado, impuesto por patrones sociales materialistas y de consumo, que nos resulta muy difícil aprender a desconectar y relajarnos sin una metodología que nos ayude y nos guíe en ese proceso.
Y es ahí donde en mi opinión, la práctica de Pilates tiene una de sus mayores virtudes frente al resto de actividades incluido el Yoga, y más aún si nos referimos a Pilates con Máquinas.
Pilates es un sistema de ejercicios entre otras muchas cosas como trabajo de reeducación postural, trabajo respiratorio y otros, donde todo absolutamente todo es muy controlado. No solo la ejecución de los movimientos, sino también las secuencias de la respiración, nuestro posicionamiento, e incluso la actitud durante la clase.
De ahí precisamente que su creador Joseph H. Pilates lo denominara precisamente “Contrología”, cuyo término responde fielmente a su propia esencia.
Pero no solo eso. Según mi parecer de ahí se deriva precisamente el hecho de que funcione tan bien en nuestra sociedad de prisas, tensiones y stress.
Todo en una clase de Pilates, sea suelo o con máquinas está sumamente controlado por parte del instructor y sus practicantes no solo en el orden de los ejercicios, sino también en el modo de su ejecución, en los tipos de respiración que pueden variarse también y en las distintas variantes de un mismo ejercicio dependiendo de cada practicante o incluso de su estado físico presente.
Este control exhaustivo tanto del posicionamiento, como de la correcta ejecución del movimiento, o de la fluidez de los mismos o también de una adecuada respiración como verdadero motor de nuestro cuerpo, hacen la suma de todos ellos que nos resulte imposible no desinhibirnos y dejar de pensar en otra cosa que no sea en nuestra clase de Pilates y en el aquí y ahora.
Son tantas cosas en las que debemos pensar mientras hacemos nuestra clase de Pilates, que resulta imposible no olvidarnos de nuestros problemas cotidianos. Controlar nuestro abdomen ligeramente hundido, estirar cervicales, justar omóplatos, hombros atrás, mentón hacia dentro, cadera en retroversión, pies en punta… son muchas de las cosas que estaremos escuchando constantemente durante una clase de Pilates en suelo o con máquinas.
Recuerdo mis primeras clases, hace ya más de veinte años en las que creía estar reviviendo mi instrucción militar. Para mi sorpresa fui descubriendo como en poco tiempo esto se convertía en algo que hacía de forma automática casi sin darme cuenta, integrándolo poco a poco y me iba fijando en otros aspectos de los ejercicios.
Al final mi conclusión es que al igual que todos los métodos de relajación se basan en distraer la mente con una actividad para hacernos olvidar todo lo demás, como por ejemplo los mantras las meditaciones, en Pilates no podemos hacer una clase, o de al menos no de forma correcta si no ponemos los cinco sentidos, con lo cual todos nuestros problemas estarán aparcados al menos lo que dure la clase.
A parte de las virtudes como método para desconectar de nuestro stress diario, hay otras muchas razones y no menos importantes como lo son a nivel de prevención de lesiones y para recuperación funcional y mantenimiento físico.
Es por esto que los últimos años ha crecido exponencialmente el número de personas que acuden a Centros y Estudios de Pilates recomendados generalmente por su médico o fisioterapeuta.
Una de las claves está en el tipo general de ejercicios que se practican siendo en gran número de tipo excéntrico o lo que es lo mismo alargando la musculatura y no concéntricos como son los ejercicios con pesas que producen un músculo acortado y voluminoso a expensas de limitar la amplitud de las articulaciones.
Por este motivo principal Pilates sobre todo con Máquinas produce un músculo alargado que ayuda a mejorar nuestra postura corporal.